lunes, 12 de marzo de 2012

A sangre fría

¿Cómo describiríamos un crimen "a sangre fría"? Viviendo en uno de los países más violentos del mundo creo que hay muchas respuestas a esta pregunta, cada una más o menos apasionada que la otra ... pero ya llegaremos de nuevo a este punto.

Tradicionalmente un asesinato cometido a sangre fría, es aquel en el que el perpetrador no muestra compasión por la víctima, ni remordimiento por el acto cometido, es decir un asesinato en el que, o la victima merecía morir por cualquier motivo (en palabras del asesino), o el asesino tiene distintos grados de desequilibrio o incapacidad mental (en palabras de un psiquiatra) o es un demonio salido del mismísimo infierno (tal como lo describiría alguien cercano a la víctima), en conclusión no puede haber una única definición a un acto que en esencia es totalmente subjetivo y producto del más primitivo impulso humano, porque aun cuando no queramos aceptarlo, los humanos somos la única especie que asesina a sus semejantes por razones ajenas a la supervivencia o la cadena alimenticia.

Esta reflexión quedo por varios días en mi mente luego de leer, la novela de Truman Capote, el título en si es bastante sugerente, y da pie a muchas predicciones antes de la lectura, “A sangre fría" puede ser, según quién la lea una obra maestra del periodismo, una condena al sistema judicial de Estados Unidos, un intento por justificar la muerte de cuatro miembros de una familia de Holcomb, Kansas, o la simple pero terrible historia de cómo terminó la vida de cuatro miembros de una familia, en medio de la noche, en su propio hogar.

Truman Capote, cuyo nombre de pila era Truman Streckfus Persons, nació en Nueva Orleans el 30 de septiembre de 1924, luego de una niñez problemática y la separación de sus padres Truman vivió con sus tías y primas en Alabama hasta que su madre ganó su custodia y se lo llevó con ella a Nueva York. La inclinación por la escritura de Capote fue evidente desde la temprana niñez y el éxito como escritor no tardó en llegar, sin embargo el autor quería dejar un legado mucho más significativo que unas cuantas novelas exitosas, y la inspiración para ese legado llegó al escuchar sobre los asesinatos de la familia Clutter, en la forma de la novela de No-Ficción. Con el crimen de los Clutter, nuestro autor comenzó un viaje que en su concepción, terminaría en una crítica contra la pena de muerte en Norteamérica, pero para esto debió haber escogido otro tipo de asesinos, porque las historias de Richard Hickock y Perry Smith solo generaban compasión en sus propias mentes.

En el proceso de investigación de la novela Capote viajó en diversas ocasiones a Kansas, acompañado de su amiga de la infancia la también escritora Harper Lee (Matar a un ruiseñor),el autor usó sus maneras sencillas con la gente y logró conectarse con el sentimiento y la historia cercana no sólo de las víctimas, sino también con los asesinos. Al leer el producto final de esta investigación, se aprecia ciertamente varios puntos de vista, aquel de las personas cercanas a los Clutter, el de los vecinos de Finney County, quienes vieron su vida trastornada con los asesinatos, y por supuesto el de los asesinos, quienes en el intento de evadir la horca, buscan de una u otra manera justificar sus actos. Si hay algo que nos deja Capote en esta novela, más allá del legado de la No-ficción es precisamente el poder apreciar cómo se vive, o se vivía un asesinato de esta magnitud, 4 miembros de una familia muertos por la módica suma de 40 USD, en un lugar en dónde la costumbre era no cerrar las puertas de la casa durante la noche … Cosa totalmente desconocida para un Venezolano contemporáneo.

Pero siguiendo con el objetivo primigenio de Truman Capote al momento de escribir la novela en cuestión, tenemos que detenernos un poco en la pregunta, ¿Quién tiene más sangre fría, los asesinos por no haberse detenido jamás al quitarle la vida a una familia, o los ciudadanos de Finney County, quienes fueron al banco de jurado con el solo propósito de condenar a muerte a Smith y a Hickock? Es una pregunta bastante difícil, sobretodo en nuestro contexto.
Les mentiría si les dijera que abordé la novela de manera objetiva y sin predisposiciones, y peor aún sería esa mentira si les asegurara que esto lo escribo libre de toda pasión, es imposible, soy venezolana y vivo inmersa en una ineludible sensación de inseguridad a diario. Pero la pena de muerte es en cualquier lugar en que la tomes una discusión de nunca acabar. Yo podría decirles que me parece que las historias de Smith y Hickock son las típicas historias de cualquier delincuente, total irrespeto por la autoridad, resentimiento y envidia hacia todos quienes le rodean, hogares permisivos y faltos de estructura. Podría también decirles que no siento por ellos la más mínima compasión ni comprensión, lo mismo que no los siento por ningún otro delincuente, sea carterista, drogadicto o asesino. Incluso me aventuraría a asegurarles que si merecen la muerte y está muy bien que hayan sido condenados a la horca. Pero eso solo sería la opinión parcializada de alguien que en su momento ha sido víctima de la sensación disociada de inseguridad que consume a nuestro país, al igual que el 90% de mis compatriotas.

Prefiero entonces dejar que ustedes mismos se respondan, ¿Merece un asesino morir? ¿Estamos nosotros autorizados a quitarle la vida a un delincuente?

O es como dice el dicho, ojo por ojo, dejaremos al mundo ciego …

Los invito a leer esta historia y formarse su propia opinión del asunto, sean ustedes quienes decidan para íi, quienes son realmente los asesinos “A sangre fría”

Feliz Lectura… :)

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