Tratando de escribir mi opinión sobre este libro, un libro sobre la historia de las hermanas Bolena, lo primero que vino a mi cabeza fue: ¿Cómo voy a hacer para no sonar a feminista empedernida? No es secreto para aquellos que me conocen cual es mi posición en el asunto del feminismo o el machismo, y sin ánimos de desviarme del tema debo aclarar que bajo ningún concepto odio a los hombres, al contrario, ¡Me encantan! Con todo y los tormentos que puedan algunos causarme creo plenamente que el estado ideal del ser humano es en pareja. He tenido hombres maravillosos en mi vida, en todos los aspectos, así que ¿Cómo no amarlos?
Pero volviendo al tema que me concierne, vuelve la pregunta, En serio ¿Cómo hacer que una historia, o un ensayo, o esta divagación que escribo sobre Ana y Mary Bolena no suene feminista? Me parece una tarea casi imposible, así que he decidido dales una pequeña introducción sobre los hechos del libro, guardarme mis opiniones y mis pasiones para mi, invitarlos a leer y a formarse ustedes sus propio pensamiento acerca de la vida de estás celebres señoritas inglesas.
Mucho se ha dicho, a través de varias fuentes sobre la vida de Ana, la mayor de las hermanas Bolena, que con encanto y astucia logro capturar nada más y nada menos que al Rey de Inglaterra, y en el proceso cambió la historia de su país para siempre. Ana no fue una más de las amantes de Enrique VIII, pensar eso sería menospreciarla gravemente, pues su influencia en Inglaterra sobrevivió más allá de su muerte en la forma de su hija Isabel, quién sin duda fue la más grande, poderosa y amada Reina del Imperio Británico. Alguna vez leí una frase de la Reina Isabel I que decía: “Puede que no sea un león, pero soy hija de león y tengo corazón de león.” Después de leer este libro creo que concordarán conmigo que el león, o leona, al que Isabel se refería era Ana y no Enrique, la absoluta determinación de esta mujer en lograr sus metas, la precisa coordinación de hasta el más simple de sus actos en pos de su objetivo, la ciega voluntad de no abandonar jamás bajo ninguna circunstancia la prosecución de sus deseos, puede en algunos momentos parecer excesiva pro sin duda alguna prueba que lo imposible no es más que falta de coraje, todo se puede conseguir si tienes la suficiente voluntad y a Mistress Boleyn le faltaría de todo, incluso cordura, pro voluntad le sobraba.
Es así como la historia de la segunda esposa de Enrique VIII es ampliamente conocida, ella lo enamoró , al punto de hacer que se divorciara de su legítima esposa la Reina Catalina de Aragón, quien era hija de la Reina Isabel de Castilla y Tía del entonces Rey de España y Emperador del Sacrosanto Imperio Español, y ni el impolutamente grandioso árbol genealógico de Catalina, ni su infinita afinidad y amistad con el Santo Padre en Roma pudieron con la fuerza de voluntad de Ana. La mayor de las Bolenas tenía una cualidad que en buen criollo se describiría como que, en donde ponía el ojo ponía la piedra, y su mirada se posó en la silla que estaba al lado derecho de la del Rey, y bajo ninguna circunstancia aceptaría ninguna otra… y no lo hizo.
La cadena de eventos que desató Ana con su matrimonio real, volteó por completo la vida política y religiosa de su país, e incluso cambió la vida y el concepto que se tenía de las mujeres en la Gran Bretaña de la última mitad de los años 1500, bien se podría dividir la historia de Inglaterra en antes y después de Ana Bolena, claro está, eso se podría hacer si Ana no hubiese muerto del modo en que murió, o si no se tuviera la costumbre de contar siempre las historias desde el punto de vista masculino. Pero para no caer en la tentación de la polémica, diré que sencillamente es imposible negar que si Ana Bolena no hubiese llegado a la vida de Enrique VIII, muy probablemente el Imperio Británico no hubiese sido lo que llegó a ser, ni el Reino Unido sería lo que es hoy.
Sin embargo, nuestro libro se llama “The Other Boleyn Girl”, La otra niña Bolena, y nuestra autora, Philipa Gregory, nos narra la historia desde el punto de vista de otra, menos celebre, niña Bolena, Mary, la hermana menor de Ana, quien también disfrutó de unas alegres pasantías al lado de Enrique VIII, e incluso hay quienes afirman, entre ellos nuestra autora, que dio a luz al único hijo de Enrique que logró vivir hasta la adultez, aunque nunca fue Rey. Es así como Mary, desde su posición casi anónima nos ofrece una perspectiva diferente sobre la vida de Ana, Enrique y el resto de su corte. A través de Mary vemos a una Ana ciega de determinación, casi al borde de la locura, que sin medir las consecuencias de sus actos crea a un monstruo, que al no poder obtener lo que quería de ella, un heredero varón, se vuelve en su contra. Vemos a la corte inglesa en todo su insulso y vano esplendor, un remolino de cortesanos sin nada mejor que hacer que, enamorarse unos a otros de mentira, y correr detrás del Rey arrancándose los ojos recíprocamente por obtener favores reales.
Vemos a la familia Bolena, el más claro ejemplo de lo que ilustre anteriormente, un grupo de gente cuyo único sentimiento es la ambición, incapaces de albergar otra idea que la del ascenso social. Y la vemos a ella, autodescrita como una niña forzada a ser esposa a los 12 años, amante del Rey a los 13, madre a los 15 y que logra, luego de haber sido desplazada del lecho real por su propia hermana, descubrirse a sí misma como una mujer cuyo único deseo en la vida es ser amada por un buen hombre y criar a sus hijos lejos de Enrique VIII y su corte. Mientras Ana buscaba la grandeza y el poder Mary encontró que el anonimato era la única manera de sobrevivir a su familia. Luego de una vida de celos y rivalidad contra su hermana, se da cuenta que la verdadera felicidad está en ser, de hecho, la otra niña Bolena.
Phillipa Gregory pinta, usando a Mary Bolena como instrumento, un retrato bastante exacto de la Inglaterra de mediados del siglo XVI, un país al borde del cambio, sin la más mínima idea de lo que se le avecina, una sociedad girando en torno a los caprichos de un hombre, que viéndolo bien nunca dejó de ser un niño. La corte inglesa que nos presenta Philipa Gregory no dista mucho del Hollywood actual, con sus chismes y sus escándalos, y Enrique VIII no es para nada distinto a los playboy actuales, un señor que se casó 6 veces y asesinó a dos de sus esposas, por no cumplir su santa voluntad y cuyo único legado fue la ruptura entre Inglaterra y Roma, cosa que logró bajo la influencia de Ana Bolena.
Es de esta manera como Mary nos cuenta la historia de las Bolena, no los invito a leer una historia de amor, aunque lo verán presente en todas y cada una de las páginas del libro, los invito a leer la historia de dos hermanas, que jugando a ser las favoritas del Rey cambiaron el mundo…
Nos leemos en la próxima.
Magdalena Arévalo.
PARA LOS QUE DESEEN TENGO LA VERSIÓN IMPRESA Y DIGITAL DE ESTE LIBRO EN SU IDIOMA ORIGINAL. ;)